Violencia territorial en Todos Santos: las comunidades modernas de MIRA companies/Tres Santos

tres santos

INTRODUCCIÓN

MIRA Companies es la filial mexicana de la corporación inmobiliaria/turística estadounidense Black Creek Group. Hace poco más de un año esta empresa pisó tierra sudcaliforniana con el fin de desarrollar lo que ellos llaman comunidades modernas. En México existen a su cargo tres grandes proyectos de esta corporación capitalista. Uno en Monterrey, otro en Cancún y otro más en Todos Santos, Baja California Sur. En Todos Santos lleva el nombre de Tres Santos, proyecto que inició su primera fase de construcción hace cerca de un año con un hotel boutique a la orilla de la playa Punta Lobos, con una serie de irregularidades jurídico-administrativas  por delante y una evidente  destrucción socio-ambiental del territorio, desapareciendo 380 individuos de mangle dulce dentro de un sistema de humedales esencial para la vida en cualquier de sus formas -protegidos además, por normas mexicanas-, y desplazando a los pescadores de la playa que históricamente la han utilizado para realizar su trabajo diario. Lo que ocasionó descontento de la población local por todos lados, y una oposición activa de pescadores ribereños nucleados en la Cooperativa Punta Lobos.Tres_Santos

Nosotros estamos convencidos que estas comunidades modernas que buscan imponerse en el pueblo, de hacerlo, lo harían edificadas sobre un proceso violento que atenta contra el territorio, lo que implica un proceso de destrucción ecológica, sociocultural e histórica. En este trabajo, vamos precisamente a presentar a ustedes una pequeña reflexión en torno a esta violencia, que pone en jaque, sin exagerar, la continuidad histórica de las formas tradicionales de vida, la memoria colectiva de los todosanteños y el entorno ecológico de la región.

Para realizar esto voy a concentrar la atención en cuatro procesos que según los pueblos rebeldes zapatistas, hacen posible la acumulación de capitales, que es en el último de los casos la finalidad de corporaciones como la de MIRA Co. Nos referimos al despojo, la explotación, el desprecio y la represión.

Después de explicar estas cuatro ruedas de la maquinaria imperial, dividiremos nuestra exposición en tres partes. En la primera discutiremos el papel que juega el despojo en los procesos explotación y de acumulación capitalista, y cómo estos son posibles gracias a los nuevos roles del Estado. En un segundo momento, nos acercaremos al concepto de territorio –lo cual será crucial para todo el trabajo-, para poder entender las dimensiones de la violencia implicita en el posible desarrollo de Tres Santos. Y por último, en la tercera parte realizaremos un ejercicio que nos permita comprender la importancia de la lucha y la resistencia de los pescadores nucleados en la cooperativa de Punta Lobos, no solamente para ellos sino para todos los que compartimos una historia.

LAS CUATRO RUEDAS DEL CAPITALISMO SEGÚN LOS PUEBLOS ZAPATISTAS

El telos capitalista como acabamos de sugerir,  ha sido siempre  –a pesar de la nueva perorata de la sustentabilidad- el de la acumulación. La acumulación no es posible sino se realizan por lo menos cuatros procesos que están intimamente ligados entre sí y que dicho sea de paso, son sumamente violentos. Nos referimos al despojo de territorio, que puede llevarse a cabo a través de la fuerza bruta –gubernamental, claro-, o bien, puede ser sistemática y racionalmente consumado este, a través de mentiras o vías legales abiertas por la misma clase política que supuestamente representa la sociedad[1]. También está la explotación pseudo racional de los recursos naturales y la fuerza de trabajo. Es decir, estaremos de acuerdo que la naturaleza no es por sí misma una canasta de recursos o una mercancía, sin embargo, gracias a los esfuerzos históricos de occidente –entiéndase el occidente capitalista- por racionalizar el mundo natural hoy el imaginario hegemónico del capital nos ha hecho suponer que la naturaleza es eso, un recurso controlable, explotable e irracionalmente consumible. Este mismo imaginario no solo atrapa lo no humano, al mismo tiempo, la explotación del hombre por el hombre no solo es una constante histórica, sino además, en muchos sentidos hoy este proceso ha sido naturalizado/normalizado. Para el capitalista todo, lo humano y lo no humano es una protomercancia. Tenemos también el desprecio, y lo que se desprecia son siempre las culturas enraizadas en los espacios intervenidos por el capital, es decir, esas sociedades que tienen un territorio y una serie de formas para satisfacer sus necesidades. Por cierto, muchas de estas formas responden a su propia genealogía como comunidad. Y por último, tenemos la represión. Este proceso es clave y característicos del Estado contemporáneo que dirían los zapatistas, se ha convertido en un gendarme del los interses de las personas del dinero. El objetivo fundamental de este último proceso para la acumulación son aquellos que dignamente deciden defender su territorio de megaproyectos extractivistas o megadesarrollos inmobiliarios y turisticos, por ejemplo.

Cada uno de estos procesos traen implicitos a corto, mediano y largo plazo, sus propios procesos de destrucción. Y al mismo tiempo cada uno de ellos se orquesta desde las altas esferas del poder económico, y se administra localmente desde el poder político de cada país, es decir, desde el Estado.

DESPOJO Y EXPLOTACIÓN

Ninguna sociedad puede sobrevivir sino es a través de un modo de producción. Desde una perspectiva eco-politica, podemos pensar que a cada modo de producción le corresponde una forma específica de apropiarse de la naturaleza. Cuando hablamos de apropiación en este sentido, nos referimos “a la acción por la cual los seres humanos  extraen un fragmento de la naturaleza para volverlo un elemento social” (TOLEDO 2011)   Como podemos entender, cualquiera de las formas de producir que se imaginen practicamente transforma el entorno y, por supuesto, teoricamente, permite satisfacer ciertas necesidades. En ese sentido satisfacer las necesidades humanas está relacionado siempre con un proceso  que violenta[2] la organización natural de la vida, es decir, la  estructura, dinámica y la evolución de la naturaleza.

Manuel González de Molina (1996) y Víctor Toledo (2011), especialistas en el estudio de las relaciones sociedad-naturaleza, reconocen en la historia de la humanidad tres grandes modos de apropiación: modos primarios de apropiación, modos secundarios y un modo terciario. “En el primer caso, -dice Toledo- la apropiación se realiza sin provocar cambios sustanciales en la estructura, arquitectura, dinámica y evolución de los ecosistemas que se apropian. Aquí se incluyen todas las formas conocidas de caza, pesca, recolección, y pastoreo, así como ciertas formas de extracción y de ganadería por forrajeo en las vegetaciones originales.” Sobre el modo de apropiación secundaria, mencionan que son los “actos de apropiación donde una sociedad desarticula o desorganiza los ecosistemas que se apropia, para introducir conjuntos de especies domesticadas o en proceso de domesticación, tal y como sucede con todas las formas de agricultura, ganadería, forestería de plantaciones y acuacultura.”

Las sociedades que producen a partir de estos modos son significativamente conservacionistas, en el mejor sentido de la palabra. Las modificaciones estructurales en términos eco-sistémicos y sus dinámicas de organización no se alteran significativamente; y sobre todo, su continuum evolutivo no se rompe. En buena medida el carácter conservacionista de esas formas de vida responde a la utilización de energía solar, y por supuesto, que lo que se apropia sirve para satisfacer necesidades básicas. En otro sentido, parafraseando a Boaventura de Sousa Santos, podríamos decir que estas son sociedades que producen para vivir, no para acumular riquezas.

Por otra parte, González de Molina menciona que “el modo industrial o terciario constituye la forma predominante y en plena expansión tanto en número de productores como en superficie controlada.” Este modo, según Toledo (2011), “busca potenciar el excedente”, con el único fin de acumular riquezas. Para ello, como dijimos requiere cada vez más incrementar su apropiación. De hecho, “el modo terciario viene a sobreponerse a los otros dos modos, con los cuales compite y con los cuales acaba por entrar en frontal contradicción” (TOLEDO 2011), es decir, los modos primarios y secundarios, son  radicalmente opuestos al modo terciario, pero no solo eso, este último se confronta directamente con los anteriores, a tal grado de buscar su aniquilación (histórica).  Y esto obviamente no lo lograría si no es a través de su expansión y anidación en los territorios del mundo.

Entender la expansión de este modo de apropiación a cabalidad implica entender el desarrollo del capitalismo fuera de los centros del sistema mundo. Este modo de apropiación tiene la forma económica capitalista. Según James Petras (2015), el capitalismo trata fundamentalmente “de un proyecto geopolítico cuyo objetivo consiste en asegurar las condiciones necesarias para el desarrollo capitalista posterior de las fuerzas de producción, incluyendo el acceso a las tierras, la mano de obra y los recursos naturales” (PETRAS, VELTMEYER 2015, p.   )

 El corazón de este sistema es la acumulación. Esta es el axioma del capitalismo, es decir, de lo que  se trata con este sistema es de saciar el deseo de la ganacia, a costa de cualquier cosa. La acumulación es para los capitalistas como lo que el sexo es para la psique: principio de placer. Y es que si no hay ganancia no hay excedente de capitales. Si no hay excedente no hay ganacia, sino hay ganacia no hay capitalismo. Lo que significa que si no hay acumulación, no hay placer. La trampa en todo esto es que no todos ganan, o sea el excedente no es para todos. De hecho, la mayoría pierde; porque resulta que la acumulación capitalista tiene como condición necesaria el despojo de los territorios del mundo.

 Y es que resulta que siempre ahí donde el capital invierte tiempo y dinero, existe un pueblo con una infinidad de historias entretejidas, un mosaico cultural y sobre todo, una forma específica de apropiarse de la naturaleza, lo que en muchos casos les ha permitido vivir por largo tiempo, incluso, sus formas primarias y secundarias que aun operan y en buena medida determinan sus formas de vida, es lo que los ha convertido en guardianes de su territorio. Los pueblos que producen para la vida y no para la acumulación, son quienes regularmente pierden, y lo pierde todo: territorio, cultura, memoria. Hay algunas personas que sostienen que a nivel mundial existen zonas historicamente perdedoras, y otras zonas, muy pequeñas geograficamente hablando, que se han dedicado a despojar de territorios en distintos lugares del planeta, para acumular riquezas.

A la luz de algunos analistas sociales como el mismo Petras y Veltmery (2015) “la acumulación por despojo está tomando la forma de acaparamiento de tierras (según el léxico del Banco Mundial, inversión extranjera a gran escala para la adquisición de tierras), de cercamiento de lo que queda de los bienes comunes globales, de privatización y mercantilización de la tierra y el agua, de extracción y saqueo de recursos naturales disponibles, y (…) de degradación de los habitats y ecosistemas de los cuales dependen las comunidades afectadas para su sustento y forma de vida” (p. 21) Este par de estadounidenses, se permiten actualizar la discusión del siglo pasado sobre el imperialismo, y a la luz de estas condiciones hablan de un nuevo modelo posneoliberal.

Al mismo tiempo, el analisis de estas mismos elementos le permitieron a David Harvey actualizar la acumulación originaria marxiana y aludir ahora a la acumulación por despojo. Este proceso hoy es permanente, es condición sine qua non para la acumulación y se caracteriza fundamentalmente por

la mercantilización y privatización de la tierra y la expulsión forzosa de las poblaciones campesinas; la conversión de diversas formas de derechos de propiedad –común, colectiva, estatal, etc.– en derechos de propiedad exclusivos ; la supresión del derecho a los bienes comunes; la transformación de la fuerza de trabajo en mercancía y la supresión de formas de producción y consumo alternativas; los procesos coloniales, neocoloniales e imperiales de apropiación de activos, incluyendo los recursos naturales”

La acumulación por despojo entonces, ha permitido al capitalismo seguir expandiéndose (incluso sobrevivir como sistema hegemónico, a pesar de sus inherentes contradicciones y las resistencias que encuentra a su paso) a lo largo y ancho del planeta tierra, hasta echar raíz en los lugares más recónditos. Pero es importante mencionar que esto no pudo haber sido si no es gracias a las facilidades que el Estado le ha dado a los señores del dinero, ese decir, “El estado, con su monopolio de la violencia y sus definiciones de legalidad” (HARVEY 2005, p. 112), han respaldado y promovido  los procesos de despojo y acumulación que hemos padecido por siglos. En ese sentido nos atrevemos a decir que los pueblos del mundo han sido histórica y territorialmente violentados gracias a las facilidades que el  Estado ha brindado al capital. Las mismas instituciones sociales a través de las cuales se han enaltecido palabras como libertad, democracia o justicia, han querido subsumir a nuestros pueblos en las profundidades de la vida moderna. Sus estilos de vidas comunales, sus maneras de pensar la naturaleza, sus formas de producir y reproducirse materialmente en los distintos territorios del país, sistemáticamente las políticas económicas y los discursos progresistas han buscado asimilarlas a la normatividad del momento, que es casi lo mismo que ponerles la soga al cuello.

DESPRECIO:

Las comunidades modernas de MIRA Companies: la doble negación del territorio

 El concepto de territorio que nosotros presentamos, no está en lo absoluto  determinado por la tenencia de la tierra. Valdría comentar de inicio que para nosotros territorio no es igual a propiedad, en ese sentido las delimitaciones administrativas no tienen mayor importancia.

Al igual que algunos estudiosos de la cultura como el antropologo Arturo Escobar, nosotros reconocemos en el territorio un “espacio colectivo, compuesto por todo el lugar necesario e indispensable donde hombres y mujeres, jovenes y adultos, crean y recrean sus vidas”. Sin exagerar, podriamos decir que es en el territorio donde se juega la continuidad histórica de una comunidad.

Desde esta perspectiva, estamos pensando el territorio sobre todo en términos de apropiación y producción del espacio. Escobar sugiere que esta apropiación es “mediante prácticas culturales, agricolas, ecológicas, económicas” fundamentalmente locales. Esto nos permite tomar distancia por ejemplo, de la idea del territorio como propiedad y al mismo tiempo, el territorio pensado desde el marco del Estado-Nación. Una persepctiva que por cierto, ha alimentado la idea de patria, por ejemplo. La patria, como la comunidades modernas de MIRA Co. son un falso artificio imaginario orientado fundamentalmente por los poderosos, para controlar los territorios y desde ese control, echar a andar sus megaproyectos. Para nosotro cuando hablamos de territorio, es es mucho más pertinente hablar de la matria, como lo hizo don Luis González y González. Las matrias son el “pequeño mundo que nos nutre, nos envuelve y nos cuida de los exabruptos patrióticos, al orbe minúsculo que en alguna forma recuerda el seno de la madre cuyo amparo, como es bien sabido, se prolonga después del nacimiento.” (GONZALEZ 1986). Dicho coloquialmente, digamos que el territorio se mama.

Algo que es importante mencionar, en términos geográficos, es que las matrias se fundan en contextos bien definidos y relativamente pequeños, es decir, puede ser un valle estrecho, una cañada serrana, una meseta compartida, la cuenca de un río o una playa como Punta Lobos; y en ese sentido, las prácticas sociales de sus habitantes están íntimamente relacionadas con estos lugares.

En el mismo sentido que Escobar, el geógrafo Carlos Walter Porto-Gonçalves (2009), menciona que el “territorio es espacio apropiado, espacio hecho cosa propia, en definitiva el territorio es instituido por sujetos y grupos sociales que se afirman por medio de él”. Lo que significa que el territorio no solo es hecho para sí por sujetos o grupos sociales, sino además, determina los proyectos identitarios individuales y colectivos en un momento histórico determinado. Es a través del territorio como es que una población hace referencia a sí misma. Por ejemplo, la playa de Punta Lobos no solo ha sido practicada históricamente por los pescadores de Todos Santos, además y al mismo tiempo las formas de vida de los pescadores y sus familias dependen y están determinadas por la Punta Lobos. Y no lo decimos solamente en términos materiales. La forma en la que conciben el mundo natural los pescadores está determino por sus relaciones en esa playa. Como sugerimos líneas arriba, en los territorios está acumulada la historia de una comunidad, lo que nos permite pensar que destruir los entornos naturales, es al mismo tiempo destruir la memoria histórica y las formas de socialización de un pueblo.

Sin embargo, el capitalista no ve territorios en los lugares donde busca iniciar el proceso de acumulación. Ve propiedades, porque esto le permite privatizar o despojar el espacio habitado por otros.  Por ejemplo, MIRA companies es una corporación capitalista que, según su página web (https://www.miracompanies.com/), tiene como objetivo fundamental edificar comunidades artificiales en espacios urbanos y semi-urbanos ya habitados, “integrando espacios residenciales, oficinas, comercios, parques e infraestructura”. No les importa si en esos espacios hay una historia por contar, una o dos o tres culturas que han permitido la producción de este espacio, una manera específica en la que hombres y mujeres están enraizados a su terruño, a su matria, que les ha permitido de una y otra manera reproducirse en el tiempo. Lo que le importa a los capitalistas, en este caso a los ejecutivos de MIRA companies -que no por hablar de sustentabilidad y responsabilidad social dejan de serlo-, es articular “una visión de futuro con conectividad, diseño y seguridad, sentando bases sólidas para lograr una comunidad moderna y pujante”, y que en pocas palabras, les sea redituable. Es evidente que la comunidad en la que montaran su modernidad no es por sí misma rentable, por eso la niegan categóricamente. Para cerciorarse de esto que digo,  basta con poner atención a las video-capsulas que difunden a través de sus redes sociales, destacando la precariedad en los espacios públicos, en la economía y el deterioro en el tejido social del pueblo de Todos Santos, enalteciendo obviamente las aportaciones del proyecto de Tres Santos en el “pueblo mágico”.

Es importante añadir que la negación al territorio es doble: teórica y práctica. Por un lado MIRA Companies quiere construir una comunidad moderna y pujante en Todos Santos, y lo que por exclusión nos sugiere es que la comunidad que existe ni es moderna, ni es pujante e incluso, en el fondo para esta corporación ni es comunidad.

Evidentemente ésta mirada está cargada de un colonialismo recalcitrante,  un neocolonialismo diría algunos. Tzvetan Todorov (2011) tacharía seguramente este discurso de etnocéntrico.  El etnocentrismo según dice el mismo Todorov “consiste en el hecho de elevar, indebidamente, a la categoría de universales los valores de la sociedad a la que pertenecen”. En ese sentido una mirada etnocéntrica, como la de MIRA Compaies, es siempre violenta, en tanto supone la superioridad de determinadas formas culturales o instituciones sociales, sobre otras.

En la página oficial de Tres Santos, MIRA Co particulariza sus intenciones y menciona, con la jerga de la sustentabilidad, que su proyecto “tiene la responsabilidad de ayudar a proteger y apoyar” la relación histórica entre Todos Santos y la naturaleza. Es precisamente en esta relación histórico, como dicen ellos, crean Tres Santos. Como vemos, teóricamente esta corporación desconoce la historia de un pueblo como  Todos Santos, pero al mismo tiempo se vale del lenguaje del capitalismo verde, para intervenir agresivamente el medio geográfico. Lo que hace evidente, la instrumentalización de la jerga ambientalista, para esconder las implicaciones depredadoras de su proyecto.

Que el mercado internacional someta la historia, las prácticas culturales, las prácticas ecológicas y económicas de un pueblo como el todosanteño,  no significa que estas prácticas no existan, no se den o dejen de darse súbitamente. Se dan estas prácticas, pero lo que se niega es su capacidad para producir un valor de uso,  transformando las prácticas mismas en un valor de cambio. Todo lo que aparece frente a los proyectos capitalistas como los de MIRA Companies, es decir, todo tipo de prácticas sociales, que en buena medida responden a la historia local, aparecen ahora como una proto-mercancía.

En una entrevista realizada por Ricardo Madrazo de Baja Sur TV y reproducida en la versión digital del semanario Proceso, el 15 de febrero de este año, el director general de esta corporación capitalista, Javier Barrios, mencionó que si bien si existe conflicto con los pescadores de la playa Punta Lobos -particularmente porque en la primera fase del proyecto al construir un hotel boutique y un rompeolas, devastaron su espacio de trabajo-, “la empresa no tiene nada en contra de ellos, sino al contrario los considera como un argumento de mercadotecnia, pues “todo el mundo está buscando autenticidad”. “¿Sabes lo auténtico que es ver a dos pescadores por la mañana lanzar sus lanchas al agua? No mames, es una experiencia que se queda por toda la vida”, aseveró”

Es evidente el desprecio hacia el pueblo de Todos Santos. Incluso, es normal. El capital tiene la capacidad de convertir todo en mercancía, como dírian los zapatistas, convierte a las personas, a la naturaleza, a la conciencia en mercancía, porque es así como puede venderlo y sacar ganancia de ellos. Pero insistimos, el trabajo no lo hace solo Javier Barrios. Los representantes del gobierno en sus distintos niveles, las cámaras empresariales, algunos medios de comunicación regionales amparadas en la objetividad periodística, como lo han hecho algunos reporteros del Informante o el Sudcaliforniano, y las cúpulas de poder de las instituciones educativas más importante en el Estado como los de la UABCS que están firmando convenios con la Universidad de Colorado, se han doblegado al  seductor canto de las sirenas, asumiendo la falsa responsabilidad ambiental y social de MIRA Companies. Pero más allá de eso, estos agentes políticos del capital  y los aparatos ideológicos del Estado capitalista, al ponerse al servicio de las corporaciones, hacen una apología al desprecio contra uno de los pueblos más emblemáticos de Baja California Sur.

Ya lo comente pero es importante subrayar que la relación perversa entre el Estado y el gran capital no es algo que deba extrañarnos. Siglos atrás Marx había anunciado los mecanismos políticos de la burguesía para consumar los procesos de acumulación. A finales del siglo XIX, en el multicitado Manifiesto del Partido Comunista realizó un somero análisis del carácter revolucionario y expansionista de la sociedad burguesa. En este “panfleto”, menciona que en efecto, la nueva sociedad necesitaba recorrer el mundo entero y anidarse en todas partes, “establecerse en toda partes, crear vínculos en todas partes”, y esto lo logró, conquistando el poder político del Estado moderno. En ese sentido, sentencia Marx, “el gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa”.

Es cierto que no es el incipiente capitalismo del siglo XIX analizado por Marx, este que nos toca vivir y enfrentar nosotros. No obstante, no hay diferencia de fondo. De hecho, como menciona Petras y Veltmeyer, las características de la maquinaria contemporánea, es que combina formas antiguas y nuevas de explotación, dominación y subyugación:

“una combinación juiciosa de asistencia para el desarrollo, promoción del capitalismo (libre mercado) y democracia (elecciones), y medidas más coercitivas, incluyendo la proyección del poder militar. Sin embargo (sigue la cita), la diferencia específica entre el imperialismo del siglo XX y el imperialismo actual es la dinámica globalizadora del capital a través de sus distintas inversiones a gran escala y operaciones extractivas” (2015, p. 25)

COROLARIO: LA DIALÉCTICA RESISTENCIA/REPRESIÓN

 Según Boaventura de Sousa Santos “la historia del capitalismo (…) es también la de las luchas de resistencia”. En Baja California Sur, y específicamente en la punta de esta hermosa península esta idea está cargada de sentido[3].

Ahora lo que hay que insistir es que con Tres Santos el territorio está en peligro, las prácticas tradicionales están en riesgo, la memoria colectiva de los todosanteños está condenada a desaparecer en relativamente pocos años, el desequilibrio ecológico es inminente. Y hay personas, cientos de ellas,  que reconocieron el problema representado por Tres Santos y se han puesto en guardia y han mantenido un proceso de resistencia muy cansado y peligroso.

Y es que como bien los zapatistas lo han denunciado en diversos comunicados, hoy el Estado se ha convertido en un apéndice del capital. Siempre lo ha sido, como lo he venido sugiriendo desde el primer momento que empecé hablar, pero la diferencia con el Estado benefactor, es que hoy los gobiernos siguen con su retórica democrática y legaloide, pero para lo único que ha servido sus procesos de legitimación y el estado de derecho del que tanto hacen alarde, es para reprimir a quienes se inconforman, cuestionan y resisten al despojo de sus tierras. En síntesis, han reducido su práctica, a un Estado policiaco al servicio de las personas del dinero.

Basta con hacer memoria de la represión del 2 de febrero del 2016, cuando el gobernador Carlos Mendoza Davis descaradamente acató las órdenes de los ejecutivos de Tres Santos y reprimió con la fuerza pública a pescadores de Punta Lobos, sus familias y personas solidarias con quienes desde octubre del 2015 habrían montado un campamento a la orilla del camino vecinal que lleva a la playa y a la construcción de la primera fase del proyecto de Tres Santos.  Ingenuamente el oficial al mando del violento operativo del 2 de febrero, justificó su acción frente al representante legal de los coopertivistas y más de 20 testigos, entre ellos quien aquí escribe,  haciendo público un documento firmado por ejecutivos de Mira Companies donde explicitamente dice que requiere la fuerza del estado para seguir con la obra. El gobernador hizo caso omiso a lo que más de 100 familias que historicamente han vivido de la pesca ribereña en Todos Santos le han venido diciendo desde hace meses. Sin embargo solo bastó una solicitud de los representantes de Tres Santos, para intentar callar a macanazos a los pescadores de Punta Lobos.

Por estas razones es que como diría el Subcomandante insurgente Moises y el sub Galeano, “de arriba sólo hay que esperar simulación, engaño, impunidad, cinismo”. Y claro, con Mendoza Davis, represión.

Los pescadores de la cooperativa Punta Lobos y sus familias,  saben perfectamente que si no mantienen su lucha contra la violencia ejercida en conjunto por el capital inmobiliario de MIRA Companies y el gobierno mexicano (en sus tres niveles) para imponer el proyecto turístico Tres Santos, no solo estaría en riesgo su trabajo; además, a largo plazo, será inminente la destrucción histórico-cultural de su pueblo.

En este sentido, es importante que los sudcalifornianos de nacimiento y por adopción nos solidaricemos con esta resistencia; que en el fondo, es por nuestra sobrevivencia. Porque el territorio hoy se defiende a costa de lo que sea y contra quien sea, porque esta es una lucha por la tierra, el trabajo, la cultura, la naturaleza, es una lucha de vida o muerte.

Bibliografía

DE SOUSA Santos Boaventura, “Producir para vivir. Los caminos de la producción no capitalista”, Ed. FCE, México 2012

 

ESCOBAR Arturo, “Sentipensar la tierra: nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia” ed. UNAULA, Medellin 2014.

GONZÁLEZ DE MOLINA Manuel, “La crisis de la modernidad historiográfica y el surgimiento de la historia ecológica”, en: Historia e Medio Ambiente. O impacto da expansao europeia, Coimbra, CEHA, pp. 17-51.

MARX K., “El manifiesto del partido comunista”, edición digital

PETRAS J, VELTMEYER Coord., “El Neoextractivismo.  ¿Un modelo posneoliberal del sarrollo o el imperialismo del siglo XX?”, ed. Crítica, México 2015

PORTO-GONCALVES Carlos Walter, “De saberes y territorios: diversidad y emancipación de la experiencia latino-americana”, Revista de la Universidad Bolivariana, Volumen 8, no. 22. 2009

TODOROV Tzvetan, “Nosotros y los otros”, ed. Siglo XXI, México 1989

TOLEDO M. VÍCTOR, “El planeta nuestro cuerpo. La ecología, el ambientalismo y la crisis de la modernidad”, SEP, FCE, México 2011

Documentos

Sexta Declaración de la Selva Lacandona, en http://enlacezapatista.ezln.org.mx/sdsl-es/

Hemerografía

MATHIEU T., “Cuñado de Salinas detrás de un proyecto depredador en La Paz”, 15 de febrero 2016, Revista Proceso (digital), revisado en http://www.proceso.com.mx/430122/cunado-de-salinas-detras-de-proyecto-depredador-en-la-paz

Página web

https://www.miracompanies.com/

https://tressantosbaja.com/

 

[1] Pensemos en la Ley de Asociación Pública y Privada (APP) que actualmente está por aprobarse en el congreso local de Baja California Sur, pero que ya fue decretada desde el 2012 por el expresidente de México Felipe Calderon Hinojosa. Pero que no solo eso, también que distintas legislaciones en distintos países del mundo lo están consumado.

[2] No obstante, vale comentar que hay niveles de violencia, como la violencia que ejerce el modo de producción capitalista, nunca antes atestigiada por ninguna otra civilización en la historia de la humanidad.

 

[3] Curiosamente una de las primeras luchas contra el capital inmobiliario fue en el primer lustro de la década del 70, en el barrio de El Esterito, cuando mujeres y hombres del mar, se enfrentar al proyecto del Dr. Forcada, que buscó en alianza con el gobierno del territorio, despojar a los colonos de su lugar para edificar condiciones con un alto valor económico. Una historia de resistencia que seguramente luego tendremos que contar en algún momento.

Publicado el 4 junio, 2016 en Sin categoría y etiquetado en . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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